ES HORA DE TENER UNA RECONSTRUCCIÓN PLANIFICADA CON APOYO URBANÍSTICO
Luego de la devastación ocurrida por huaicos ocasionados
principalmente en la Costa del país, por el fenómeno denominado Niño Costero,
urge trabajar de inmediato a fin de atender las necesidades más urgentes de las
zonas de desastre que han dejado miles de damnificados con más de 3 millones de
dólares en daños materiales y la mayoría de ellos, sin vivienda.
Urge estudiar y elaborar un Plan Nacional de Reconstrucción
de Viviendas, en base a un diseño urbanístico, a fin de buscar el crecimiento
ordenado de las ciudades y que tenga como objetivo el mejoramiento de la
calidad de vida del ciudadano.
Una de las primeras medidas que se debe adoptar para este
efecto es utilizar el empadronamiento ya efectuado de damnificados que se hizo para
atender sus necesidades prioritarias de alimentación, salud y habitación coordinado
desde los Centros de Operaciones de Emergencia dirigidos desde Lima. Luego, con este listado se podrá elaborar un nuevo
empadronamiento de viviendas afectadas, especialmente para la reubicación y
dotación de facilidades para la reconstrucción de ellas, cuidando que en esta
etapa no se inmiscuyan los traficantes de tierras, muchos de los cuales tienen
responsabilidad en el crecimiento desordenado de las expansiones urbanas, ya
que promueven la toma de tierras del Estado o de propiedad privada, haciendo
poblar zonas sin obedecer al Plan de Desarrollo Urbano de la ciudad; y todo
esto, que por naturaleza es ilegal, generalmente ocurre en las afueras de la urbe,
precisamente con la intención de escapar al control o supervisión de
autoridades ediles, regionales o nacionales.
Entonces, urge el levantamiento de un catastro con las
viviendas afectadas, para cuyo efecto pueden participar en la dirección los
Colegios Profesionales de Arquitectos, Ingenieros, apoyados por centros de
estudio Superior, parroquias y organizaciones de la sociedad civil de
voluntariado o similares, debiendo recibir la correspondiente capacitación para
el llenado de las fichas catastrales y la subsiguiente inspección por un
profesional competente. Una buena opción
para iniciar este levantamiento de información es clasificar los distritos afectados
de cada Región golpeada. Así mismo aprovechando la tecnología, se puede invitar
a los damnificados para que se inscriban como solicitantes de levantamiento de
catastro, mediante la página web o whats app o a una línea telefónica. Los
colegios profesionales pueden convocar a sus agremiados para unirse a esta
Campaña de reconstrucción, de manera voluntaria, aportando su capacidad y
pericia para este objetivo.
La Decana del Colegio de Arquitectos ya se ha pronunciado
opinando que la reconstrucción no puede hacerse en las mismas zonas de riesgo y
áreas no mitigables, puesto que esto es lo que ha estado ocurriendo los últimos
años cada vez que el fenómeno del niño nos trae huaycos; así los Municipios han
levantado y apoyando la reconstrucción de casas en las mismas zonas de riesgo
porque los pobladores no quieren abandonar sus posesiones, pese a que Defensa Civil,
en momentos de desastre, ha tratado de removerlos desde hace décadas, no
habiendo conseguido crear consciencia en la población de esta urgente necesidad
para la seguridad de sus propias vidas. Y
es que, si se trata de personas que tienen derechos posesorios ganados, no
basta pedirles que se retiren, sino que debe ofrecérseles una alternativa para
su reubicación y en esto debe cumplir un rol importante las autoridades locales
y regionales principalmente. Ya se han detectado las zonas de riesgo ante los
desastres naturales que nos golpean en determinadas épocas del año y aun así
algunas Comunas no han impuesto el principio de autoridad para reubicar a la
población de zonas vulnerables, y aún peor, han entregado constancias de
posesión o títulos de propiedad a quienes habitan en zonas de riesgo o pueblan
de manera indiscriminada extensiones de predios rústicos o rurales, porque ha
primado el interés político para poder lanzarse a una reelección electoral, sin
importar que hay casos en los que se trata de tierras invadidas al Estado, a la
propiedad privada o que provienen del tráfico de tierras. Más aún se debe tener presente que cuando se
trata de que un poblador habita un terreno invadido, no construye su vivienda con
material noble sino hasta después de varios años, porque no invierten en un
terreno que podrían perder ya que hay la posibilidad de que el legítimo
propietario se percate del hecho y procure recuperar su predio.
El desastre vivido nos da una nueva oportunidad de
relocalización de los damnificados en áreas más seguras, con suelos más
estables y alejado de las costas, las riveras de los ríos, las pendientes, para
ello es menester revisión y reformulación de la Política Nacional de Ordenamiento
territorial y el Plan de Desarrollo Urbano, exigiéndose el estudio de suelos, la
calidad en la edificación, facilidades para el financiamiento de la edificación
de viviendas, otorgamiento de subsidios, compensaciones tributarias; así mismo
se debe expedir una Ley de Emergencia para la Reconstrucción Nacional de Viviendas,
a fin de ayudar a agilizar los trámites para los damnificados de cualquier tipo
de desastre a nivel nacional.
Otro aspecto que se debe cuidar es evitar que exista una
proliferación de demoliciones, viendo la posibilidad de recuperación de algunos
inmuebles. Igualmente debe cuidarse la
presión inmobiliaria en ciertas zonas protegidas por el Estado ya que en otras
oportunidades de desastres se ha visto que los damnificados no esperan
relocalización sino se acomodan por sí mismos en asentamientos humanos ocupando
Áreas Naturales Protegidas y sus Zonas de Amortiguamiento, Zonas Arqueológicas
o de Patrimonio Cultural de la Nación, Áreas forestales o de uso público,
terrenos de Comunidades Campesinas y Nativas.
Con relación a las obras de ingeniería para canalizar los
ríos, construir puentes, elaborar diques, plantas hidráulicas, represas y
otros, debe verificarse los mapas de riesgo, haciendo estudios de alta
ingeniería, con empresas certificadas, para lo cual deberán pasar un proceso de
licitación pública que sea supervisado por la Contraloría General de la
República.
El Perú ha respondido de manera exitosa al llamado de
solidaridad efectuado desde el gobierno central, quien ha canalizado la ayuda participativa
de quienes han demostrado su alto índice de sensibilidad, así tenemos instituciones
de la sociedad civil, empresas con responsabilidad social y personas individuales,
organismos de voluntariado, parroquias, entre otros, además de las fuerzas
policiales, militares, bomberos y otros. Se avizora que el trabajo de reconstrucción de
nuestro país será positivo por la participación activa ciudadana de manera
organizada y vinculante. Las autoridades
ediles, regionales y nacionales, deben asumir su responsabilidad y hacer imperar
el principio de autoridad, poniéndose al servicio de la población.
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